CÓMO CALMAR LA MENTE INQUIETA
SI CAMBIAS TUS PENSAMIENTOS, CAMBIAS TU MUNDO
Los estados de malestar psicológico motivados por determinadas experiencias vitales, guardan una estrecha relación con un particular estilo de pensamientos polarizados: blanco/ negro, bueno/malo; También con estilos de funcionamiento poco afectivos, para con uno mismo.
Determinadas consignas, calan a niveles profundos en estratos neurológicamente preparados para tomar decisiones, sin el control más racional de nuestros cerebros. Por eso se dice que, si cambias tus pensamientos, cambiarás tu mundo, porque los estados internos de seguridad o de amenaza, influyen e impactan en reacciones vivenciales anormales o de bienestar percibido.
EL MONO SALTARÍN
Cuenta la historia que un discípulo aventajado acudió a visitar a su maestro para pedirle consejo, ante su inminente viaje.
– Maestro, he decidido retirarme por un tiempo al bosque para acallar a mi mente y para estar en recogimiento. ¿Qué consigna puedes darme para que sea objeto de mi meditación?
A lo que el maestro le respondió:
– Sírvete de todo aquello que tu consideres, con una única salvedad, deberás tener en cuenta que en ningún caso tendrás que pensar en monos.
El discípulo, pensó para sus adentros: “qué fácil me lo ha puesto el maestro” y se dirigió a su retiro.
Tras un tiempo, el alumno retornó de visita ante su maestro y a la pregunta de ¿Cómo había sido su experiencia, con cierto desaliento en su voz, el discípulo le contestó:
– Muy mal, no he podido hacer otra cosa que pensar en monos
Desde bien pequeños aprendemos a establecer relaciones entre sucesos, podemos tener infinitos pensamientos sin necesidad de que existan experiencias directas entre ellos.
A qué se dedica nuestra mente:
La mente es un complejo conjunto de procesos cognitivos: se dedica a analizar, evaluar, planificar, recordar, visualizar, imaginar.
Una mente en desequilibrio es como un colador, no puede retener lo aprendido, pensado o meditado.
No podemos no pensar, del mismo modo que no podemos no respirar. Se puede recordar y revivir cualquier acontecimiento, de igual manera, podemos gracias a la imaginación fantasear sobre el futuro, crear narraciones extraordinarias y cómo no, inventar infinitas historias con interminables desenlaces.
Forma parte de nuestra neurología evaluar y realizar un cálculo de posibilidades y probabilidades porque nos predispone hacia; Cada pensamiento es una información, que cuando son evaluadas como preocupaciones y obsesiones, son un mal alimento para la mente, dado que roban sosiego y pueden causar pesimismo, inestabilidad y ansiedad.
Los budistas usan el término “mente de mono” para referirse a ese movimiento mental habitual que tenemos las personas, cuando saltamos de un pensamiento a otro, exactamente igual a cómo lo hace un mono al saltar de rama en rama para ir de un árbol a otro.
¿Cuál es el estado habitual de nuestra mente?
Nuestro estado habitual cuando la mente no se entrena, es ese brinco, esa movilidad que tiene a dos tipos de árbol como preferentes, cuando las situaciones cotidianas son percibidas como precursoras de peligro: el pasado negativo y el futuro incierto.
Saltar entre estas ramas de la negatividad e incertidumbre, nos deja emocionalmente agotados, sin energía, son ladrones de vitalidad, precursores de inquietud y negatividad.
Aun cuando el beneficio de la preocupación es propiciar un estado de activación que nos predisponga para la mejor de las respuestas, la mente cobra vida propia y vuela hacia escenarios catastróficos, invocando emociones densas y desvitalizadoras como el miedo, la rabia, el pánico, la apatía.
Observa y aprende acerca de la mente:
Si puedes observar el recorrido de tu mente saltarina, observarás como tus pensamientos van pasando de unos asuntos a otros, y allí donde focalices tu atención, amplificará la inquietud o la calma, según la importancia y el rango valorativo que adjudiques a la experiencia relacionada con tu supervivencia, y con el momento vital particular en el que te encuentres.
Es importante aprender a administrar conscientemente nuestra atención.
De esta manera, cuando la mente decida saltar hacia esos pensamientos que nos desestabilizan, podemos escoger voluntariamente, redirigir nuestro pensamiento hacia ramas vigorizantes y nutritivas.
De esta forma educaremos a nuestro “mono ocupado”, buscando islas de calma, escenarios de mayor amabilidad y benevolencia interna.
Mantén a tu mente en una búsqueda de esas pequeñas cosas que te aportan sentido, pequeños gestos que puedes regalar activamente sin esperar a recibirlos. Toma aire y siente su beneficio.
¿Qué historias te cuentas cuando sigues a tus pensamientos?
Si quieres y si te animas, te acompaño en tu viaje saltarín observando a tu pensamiento y su gusto por hilvanar historias y cómo éstas te conforman: Cuando tú lo quieras, ¿hablamos?