LA COMPASIÓN

LA COMPASIÓN

PRACTICA EL ARTE DE LA COMPASIÓN

¿Cómo podemos activar la compasión?

Nadie quiere sufrir ni de lejos ni de cerca. Es común tratar de recurrir a diferentes mecanismos para liberarnos de sus cadenas.

Cualquiera que sea la naturaleza del sufrimiento, si el ego no puede aceptar serenamente la situación, si no puede vivirla con sosiego y generosidad, entonces presenta resistencia, se contrae y adopta una actitud de autoprotección y de autodefensa.

¿Dónde queda la química de la compasión?

Las experiencias dolorosas que la personalidad es incapaz de asimilar, las que no puede recibir con naturalidad sin estrés, son en esencia aquellas en las que se activa el miedo en cualquiera de sus formas.

Aquellas que la personalidad se siente agredida física, emocional o mentalmente, aquellas en las que su supervivencia en sentido amplio está amenazada.

Su Santidad el Dalai Lama, describe la compasión como aquel desarrollo por una sensibilidad hacia el sufrimiento del yo y de los otros, en conjunción con un compromiso profundo para tratar de aliviarlo.

“Buda al término de su vida, dijo que sus principales enseñanzas eran la atención consciente y la compasión, entendida como un no causarse daño A UNO MISMO NI A LOS DEMÁS.

Preconizaba un camino óctuple para practicar y entrenar la propia mente en la evitación del daño y la promoción de la compasión mediante:

La meditación e imaginación compasiva, la conducta compasiva, el pensamiento compasivo, la atención compasiva, el sentimiento compasivo, el habla compasiva y los medios de vida compasivos.”

Existe consenso en admitir que desarrollar en psicoterapia un estilo compasivo, amable y respetuoso, al estilo que preconizan los budistas, en conjunción con una aceptación incondicional y empática hacia las personas y sus problemáticas al estilo del humanista Rogers, posibilita una evolución y un confortamiento que opera en el sistema neuro hormonal.

Se consigue regular un estado mental, que desactiva poco a poco las respuestas de estrés tales como la ansiedad, la ira, el disgusto y hasta la tristeza.

Gilbert (2007),  en sus estudios sobre la compasión,  estima que ayudar a los clientes a motivarse para desarrollar la compasión hacia sí mismos, hacia los demás y también la sensibilidad para percibir la compasión proveniente de los demás, contribuye a que germine un sistema auto evaluativo.

Dicho sistema, operaría  a través de esos mismos sistemas de procesamiento que se usan,  cuando evaluamos procesos sociales e interpersonales asociados a la afiliación o vinculación cálida.

El efecto de la amabilidad, ayuda a tranquilizarnos cuando estamos angustiados, brinda sentimientos de seguridad en la vida diaria y consigue que se activen los mismos sistemas cerebrales semejantes a los que producen sentimientos de paz asociados a la satisfacción, el contento que provienen del hecho de sentirse querido, deseado y seguro con los demás.

Los sentimientos anteriormente mencionados consiguen generar un perfil neuro hormonal que se corresponde con niveles elevados de endorfinas y oxitocina.

Este tipo de sentimientos positivos, tranquilos y calmados los produce la química de la compasión.

Para poder activar la autocompasión, y tratar de operar en el mecanismo que las personas activamos en ese intento por desprender el velo del sufrimiento, Kristin Neff pionera en la investigación sobre autocompasión implica a 3 componentes principales:

  1. Ser conscientes de y estar abiertos al propio sufrimiento individual
  2. Ser amable y no condenarse a sí mismo
  3. La consciencia de compartir vivencias de sufrimiento con los demás en lugar de sentirse solo y avergonzado, es decir generar una apertura a nuestra común humanidad.

Desarrollar nuestra propia calidez comienza con interiorizar una figura de referencia cálida que en la relación terapéutica aporte ternura, gentileza, amabilidad y preocupación.

Se propone también una predisposición naciente desde una actitud lúdica,  que irá operando el cambio en la persona:  en su diálogo interno.

Este diálogo,  se encuentra  ligado muchas veces a una gran autocrítica, vergüenza o invalidación rumiativa,  procedente por lo general de ambientes con excesiva rigidez, exigencia, aridez emocional, ausencia de contacto, descuidos, abusos, …

Se trabajará para desarrollar un yo prudente, maternal amable y paternal, alejado de la autocrítica y la vergüenza, para orientarlo hacia el amor incondicional, ese que consigue un diálogo interno en el que uno se habla bien a sí mismo, incluyendo en el proceso la autocorrección compasiva, al estilo del óctuple camino budista para la compasión y la iluminación, es decir:

  • Que activa una visión correcta, al desarrollar una comprensión clara de las causas verdaderas del sufrimiento relacionado con los deseos y apegos personales.
  • Que despliega  una concentración correcta, relacionada con prestar atención consciente al presente y en conjunción con el confortamiento de la compasión.
  • Que opera desde una intención correcta, relacionada con la motivación para ser cuidadoso y compasivo.
  • Que utiliza un lenguaje correcto en las relaciones interpersonales gracias a verbalizar las cosas de manera amable, en vez de ofensiva.
  • Que despliega una acción correcta, relacionada con una conducta que procura sanar en lugar de destruir.
  • Enlazada con una vida correcta, relacionada con la elección de una carrera y una manera correcta de comportarse en el trabajo.
  • Que realiza esfuerzos correctos, relacionados con la necesidad de practicar con esfuerzo/dedicación este tipo de virtuosismo en el aquí y ahora.
  • Acompañado con una actitud de prestar atención al tiempo presente del aquí y ahora de una forma compasiva.

Cuando nos suceden asuntos de importancia que generan abatimiento, preocupación y aflicción, la compasión parece que constituye una palanca que es capaz de modular la generación de emociones positivas, sentimientos asociados al bienestar, que aquietan y sosiegan esos estados de agitación, búsqueda de regulación de emociones perturbadoras, estimulando la capacidad para experimentar esas emociones que nos arrancan inspiración para buscar recursos y ejecutar proezas impensables.

¿Qué o quien serias si por arte de magia pudieras eliminar de tu diálogo interno parte de tu autocrítica, culpa, vergüenza, rechazo, miedo, …?

Si quieres te acompaño en el proceso de cultivar, practicar y enfocar en clave compasiva, ¿hablamos?

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