LAS HERIDAS QUE NOS HACEN SUFRIR
La primera vez que leía una frase entorno a la idea de que “las heridas sólo pueden sanarse con un perdón verdadero hacia nosotros mismos y hacia nuestros padres”, conseguía como poco redirigirme hacia un nuevo espacio interno de exploración.
Según con que personas nos encontramos, se nos van activando unas u otras heridas.
Muchas veces usamos el término perdón enfocado hacia afuera, sin percatarnos que hay un encuadre primero hacia adentro, dirigido hacia nosotros mismos.
Así que sentir una aceptación incondicional a uno mismo, interpretar ese sentimiento como un marcador que necesitamos traducir, nos ayudará a saber si nos impedimos ser nosotros mismos, porque no nos amamos lo suficiente, porque tenemos ciertos bloqueos, asumimos ciertas creencias, percibimos algo que “no funciona “ nos decimos y en definitiva algo inespecífico o concreto, nos chirria.
Para sostener resignadamente el dolor acumulado, que se nos generó cuando no pudimos ser genuinos, nosotros mismos, nos creamos ciertas máscaras a modo de auto protección, que con el paso de los años nos dificulta la vida.
Según Lise Bourbeau existen cinco heridas con sus consiguientes características defensivas que nos impiden ser uno mismo, veamos resumidamente cuales son para que puedas identificar cuales pueden resultarte familiares.
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HERIDA DE RECHAZO
- Esta herida se produce con el padre de igual sexo. Las personas con esta herida sienten un rechazo muy profundo a su derecho de existir. Es común resaltar que el progenitor que genera este tipo de herida no ha tenido intención de ocasionarla, generalmente también la ha sufrido en su propia vida.
- Para evitar este sufrimiento, la máscara que se desarrolla, es la de adoptar una personalidad huidiza. Son personas que se divierten en su mundo imaginario, tranquilas. Son personas que se anulan e infravaloran. Se consideran solitarias y por ello, los demás tienden a dejarle solos. Parecen volverse invisibles, al irse aislando para evitar sentirse rechazados.
- Al no aceptar al progenitor que causa la herida, también se desestima como modelo, por lo que desarrollarán dificultades para amarse y aceptarse a si mismos. Se perciben incomprendidos y buscan la perfección en todo lo que desarrollan desde el convencimiento que serán aceptados cuando las cosas están perfectamente realizadas.
- El rechazo genera pánico y paraliza a las personas que adolecen de este dolor y sentimiento, de ahí el huir a toda costa, para prevenir no llegar a verse paralizados por el miedo a volverse a reencontrar experimentando nuevamente el rechazo.
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HERIDA DE ABANDONO
- Cuando no nos sentimos apoyados por el progenitor de sexo contrario, se desarrolla este tipo de herida. Quien sufre de abandono, siente que no ha sido querido.
- La manera en que la persona envuelve esta herida, es adoptando una personalidad dependiente. La personalidad dependiente, cree que no puede lograr nada por si misma. Y cree que no recibe demasiada atención.
- El dependiente, siente una profunda tristeza sin saber por qué, dramatiza, tiene un lado teatral y presenta grandes dificultades para hacer cosas solo. La soledad le aterra y de todas las heridas, ésta, es la que presenta una actitud victimista.
- Con la actitud de víctima, intenta recibir apoyo de los demás y duda cuando no recibe esa mirada que tiene como finalidad, sentirse querido, atendido y validado. La tristeza es la emoción que mas experimentan quienes sufren esta herida.
- No soportan la soledad, creen que no serán capaces de sostenerse ante el dolor que representa permanecer sin personas que les estimen y aguantarán situaciones insospechadas, con tal de no experimentar el sentimiento de sentirse solos.
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HERIDA DE HUMILLACIÓN
- Surge con el temor por parte de alguno de los progenitores a sufrir vergüenza por algún comportamiento del hijo. La libertad del niño sufrió una coacción sostenida por la actitud despreciativa y represiva del progenitor.
- Para evitar el sufrimiento ocasionado por este tipo de herida, se construye una personalidad masoquista. Las personas con este tipo de herida, encuentran placer sufriendo, aun cuando lo hagan inconscientemente buscando el dolor y la humillación, en la mayoría de ocasiones.
- El masoquista parece hacer las cosas por los demás, pero en realidad lo hace para crearse limitaciones y obligaciones. Suelen ser personas fusionales con la madre, es decir harán todo lo posible por no decepcionarla.
- Contienen mucho las palabras, al haber aprendido que no tienen derecho a decir cosas que puedan perjudicar a otros.
- Temen ser castigados si disfrutan mucho de la vida. Conocen cuales son sus necesidades pero no las escuchan, ni atienden. Son hiper sensibles y lo más mínimo les hiere. Cargan con las culpas ajenas y se sienten en la obligación de arreglar las situaciones. Se avergüenzan profundamente de sí mismos y tienden a criticarse y hablar mal de sí mismos, antes de que lo hagan los demás. (de ahí lo de masoquistas).
- Su gran miedo es la libertad, al punto de estar convencidos de no saber qué hacer con ella de ser otorgada esta posibilidad. Si carecen de límites temen desbordarse.
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HERIDA DE TRAICIÓN
- Esta herida se vive con el progenitor del sexo opuesto, cuando el niño se ha visto privado de la atención, tras ser testigo de promesas no cumplidas, mentiras o señales de debilidad reiteradas por parte de éste. Considera que este padre es un irresponsable.
- La herida de traición está directamente relacionada con la de abandono.
- La máscara que se construye, es la de ser controlador. Se considera imprescindible y le gusta pensar que sin él, los demás fracasarán. Su gran miedo es que le rechacen. Su reputación es muy importante. Le es difícil delegar y confiar. Supervisa especialmente a las personas de sexo contrario al suyo.
- Hará todo lo posible por parecer fuerte, responsable, usará sus cualidades de jefe para imponerse a los demás, busca ser especial e importante. No soporta que le mientan, pero miente sin esfuerzo para salir de una situación comprometida. Espera mucho de los demás y es exigente y manipulador. Es rencoroso, intolerante y no duda en mostrar su ira.
- Tienen, fruto de su herida, una dificultad en confiar en los demás porque pueden ser traicionados y controlan a los demás, para evitar que le traicionen o no se cumplan sus expectativas. Actúa, a su antojo y no les gusta mostrar su vulnerabilidad por temor a que otros, la usen y se sientan controlados.
- Para ellos, recibir una negativa, significa sentirse traicionados.
- Sienten temor al compromiso, precisamente para no volver a revivir la traición.
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HERIDA DE INJUSTICIA
- Esta herida se despierta con el padre del mismo sexo, al vivir su frialdad, al no sentirse el niño apreciado y respetado en su justo valor; Suelen mostrarse profundamente convencidos de no recibir lo que se merecen. Las personas con esta herida para defenderse de este dolor, desarrollan un comportamiento rígido, aparentan dureza, dan la impresión de que nada les afecta o importa. Se desvinculan de sus sentimientos.
- Buscan la exactitud, a toda costa, piensan que si lo que hacen y dicen es perfecto, serán justos. Aborrecen la autoridad, pues aprendieron desde pequeños que la autoridad, siempre tiene razón. Les atrae el respeto, el honor y la nobleza.
- Tienen un gran temor a equivocarse, desean adquirir habilidades para ser perfectos, se imponen tareas y son muy exigentes consigo mismos; Les cuesta pedir ayuda y prefieren hacer todo solos.
- Consideran que la mayor injusticia se ha producido con ellos mismos. Tienden a compararse con quienes considera mejores y más perfectos que ellos.
- La frialdad es su mayor temor y hacen todo lo posible por mostrarse cálidos. Se creen afectuosos y no se percatan de lo fríos e insensibles que son.
- En general todas las personas que sufren herida de injusticia, han sufrido la herida de rechazo.
- La vergüenza es una forma de percatarnos que sufrimos de esta herida, o que somos injustos con los demás. Se vive vergüenza cuando intentamos ocultarnos u ocultar algo a los demás, inclusive al reconocer en nosotros, aquellas actitudes que rechazamos en los demás.
Según con que personas nos encontramos, se nos van activando unas u otras heridas. Si eres congruente contigo, seguro que habrás reconocido en ti alguna de las heridas, en mayor o menor medida. A partir de aquí, anota las veces que se te activan, si te sientes con cierto malestar , o si por el contrario estás feliz satisfecho y sereno.
No se puede sanar un malestar si no somos conscientes de tenerlo. Así que a medida que percibes la influencia de las máscaras podrás ir haciendo una toma de conciencia, un cambio de actitud, una aceptación incondicional de ti y de los demás, desde el corazón.
Si quieres aclarar o profundizar en algo, te lo explico y si me lo permites te lo muestro, ¿hablamos?