LOS HUMORES EN RELACIÓN CON LA SALUD

LOS HUMORES EN RELACIÓN CON LA SALUD

HUMOR Y SALUD

 

Cuando uno está de buen humor, no hace falta preguntarse si existen motivos para ello, pues en sí mismo es suficiente y nos hace sentir plenos. Esto es lo que aúna humor y salud.

El buen humor se nota, irradia una buena onda. Es un estado de gracia me atrevería a decir.

El humor es una disposición afectiva, ligada al temperamento, con ciertos toques de ser “pasajera”.

El buen humor se presenta bajo varias formas y manifestaciones. Lo componen la risa y el humor.

Es la alegría, la disposición y el gusto inclinado hacia el buen ánimo. Va más allá de la carcajada cuando lo denominamos “humor equilibrado”: salud concentrada.

Existen múltiples actitudes corporales que expresan como nos sentimos. Sobre el cuerpo se reflejan nuestros humores, tanto como la tensión y el desagrado.

El buen humor, como sentimiento positivo hacia las cosas, los acontecimientos y la gente exige de nosotros cierta sensibilidad para no dejarse interferir por lo inoportuno o desacertado. Es un arte que cuando se posee, actúa a modo de fragancia.

Los humores funcionan como parejas, la disposición mental del buen humor, tiene como polo opuesto al mal humor, que nos violenta en una de sus manifestaciones más desagradables, como la ira sea ésta grande o pequeña.

Nos cuesta visualizar su continuo y diría que hasta nos gustaría omitir todo el inconveniente que el mal humor nos causa.

Sin embargo, lejos de seguir esa tentación, mejores resultados suelen venir acompañados de atender a nuestros malos humos, antes de que vayan en aumento.

La falta de humor denota una salud comprometida.

En el fondo, son llamadas de atención. Algo hemos dejado de atender y esos modos y maneras poco afectuosas son su prueba.

¿Qué necesidad has dejado de atender importante para ti que no satisfaces?

Detrás del mal humor algo está pendiente y necesitado de tu mirada atenta.

Cuando lo enfoques con honestidad,  cuando comprendas algo intimo para ti, no dudes que hará aparición esa alegría indispensable que nos confiere energía de satisfacción.

Detrás de un humor poco apetecible, se esconde una intención positiva, algo valioso que ha sido descuidado.

Agradece la intención positiva que tu brújula interna, tu bienestar interno, envuelto en esa “mala onda” te interpela como si hablara diciéndote a su manera: “atiéndeme por favor, necesito ser una de tus prioridades”.

Aliviar la expresión de los sentimientos es importante para sobrevivir. Mimar la dulzura, la benevolencia y la alegría nos protege del dolor y de ciertos “ humores” asociados con los colores rojo y negro.

Al atender y traducir tus humores mas densos o negativos, con mucha probabilidad hará aparición el optimismo.

Yo suelo decir que no es que carezcamos de él, es que lo usamos poco y de tan poco que lo usamos, se nos olvida su existencia…

 

… No hay que pedirle pruebas al optimismo, simplemente hay que elegirlo, decidirlo y quererlo, pues todo hombre que se abandona está triste…” (Alain)

Recuerda que el humor fluctúa.

Deberás  estar preparado para la acción, imprimirte de cierto dinamismo, hacer uso de la voluntad consciente, para activar tu sentido del humor.

Ya que todas estas acciones irradian una serie de mensajes dirigidos al cuerpo que nos  predisponen hacia un humor positivo.

Así pues la inquietud comporta temblores, rubor, palpitaciones y manifestaciones digestivas por la vía del sistema simpático, mientras que la armonía con el mundo desarrolla relajación y bienestar por la vía del sistema parasimpático.

Si se consigue vivir bioquímicamente la esperanza, la confianza, conservar la fe, creer, luchar, el amor, se reescribe el interior de las personas.

Los pensamientos felices de amor, paz, tranquilidad, compasión, amabilidad, generosidad, afecto, calor humano, e intimidad crean un estado psicológico correspondiente a esas emociones y sentimientos positivos por la acción de los neurotransmisores y el sistema nervioso central.

La meditación, descubrir al payaso que hay en ti, reír como asunto importante en tu día a día.

Hacer uso de la imaginación, potenciar el deseo de las pequeñas cosas cargadas de belleza que penetran  por las puertas sensoriales de los sentidos.

Agradecer los sabores de la naturaleza, cultivar la sensibilidad prima hermana de la sensualidad, libera los afectos y nos empuja hacia un buen humor y por ende hacia un buen vivir.

¿Qué gestos incluyes cada día para incorporar esa sonrisa interior, próxima a un humor equilibrado?

Existen dos tipos de personas, las que llevan inscrito un  en su interior y las que por el contrario, tienen un no como característica principal.

Por fortuna se puede reescribir el  no, en un , utilizando estrategias que el pesimista evita.

Crea un día redondo a conciencia.

Diséñalo a tu medida, dedícatelo con gratitud, tu niño interior te ayudará, pues es creativo, decidido y muy muy entusiasta, le gusta hacer el payaso y ser el protagonista, colaborad juntos  y después …hará su aparición la alegría indispensable para afianzar ese polo que como sentimiento positivo hacia las cosas, los acontecimientos y la gente nos exige de voluntad, fuerza y alta sensibilidad.

Si conoces estas palabras, es porque las tienes, y como he dicho, es tan solo cuestión de utilizarlas más,  porque por falta de uso, el olvido te ha jugado una mala pasada.

El buen humor y la salud van de la mano, desarrolla en ti el gusto por ejercitar tu humor día a día, irá amplificando en ti esa chispa divina que nos modifica.

 

Si quieres te lo explico y si me lo permites te lo muestro, ¿hablamos?

Responder

Tu email no será publicado.