Gestionando mi estrés

Gestionando mi estrés

APÚNTATE UN TANTO ANTE EL ESTRÉS

“…Al cerebro le da absolutamente igual que la amenaza provenga de un mamut lanudo gigantesco o de un atasco de tráfico, porque el estrés es el mismo. Y lo que se pone en marcha, la respuesta de estrés, es idéntica. Al cerebro le da igual. Y lo que no nos pude dar igual es no enterarnos de por qué estamos estresados…” (Eduardo Punset).

El hecho de que nuestro cerebro se vea desbordado por la aceleración del ritmo de vida, y un auténtico bombardeo de información nos expone a la frustración, la preocupación, el pánico y hasta la autocrítica y la impaciencia.

El cerebro no establece diferencia entre un peligro físico y uno psicológico, activando en ambos casos el mismo tipo de respuesta fisiológica ( Siegel 2001).

¿Qué ocurriría si prestásemos más atención a nuestras reacciones de estrés y aprendiésemos a responderlas de modo constructivo y armonioso?

Las ideas, el psiquismo, hace que  la acción de los órganos pueda a ratos excitarse, suspenderse, o invertirse completamente.

Cuando el estrés cotidiano se prolonga sin apaciguarse y sin que el cuerpo cuente con la posibilidad de recuperar el equilibrio, sus efectos pueden llegar a ser desastrosos, contribuyendo a una larga lista de enfermedades:

  • Hipertensión
  • Tensión muscular
  • Problemas dérmicos
  • Ansiedad
  • Insomnio
  • trastornos gastrointestinales y digestivos
  • atenuación de la respuesta del sistema inmunológico

Es diferente vivir con plenitud la crisis de reacción al estrés, que la respuesta al estrés.

La crisis se ve alimentada por pautas habituales inconscientes aprendidas de experiencias del pasado; También se suelen emplear técnicas de enfrentamiento inadecuadas como fumar, la sobreactividad, abuso de sustancias, que acaban desembocando en el colapso mental y físico.

La respuesta al estrés por el contrario no aspira tanto a reprimir las emociones como a reconocerlas y a desarrollar herramientas que nos permitan gestionarlas adecuadamente. Cuanto más atentamente aprendemos a responder al estrés más se debilitan las viejas pautas y se consolidan las nuevas.

Tras 20 años de investigación la Dra. Sonia Lupien establece 4 características de una situación que provoca estrés.

  1. La novedad
  2. La impredecibilidad
  3. La sensación de que no controlamos en absoluto la situación
  4. Debe representar una amenaza para nuestra personalidad

Cuando se dan alguna de estas 4 características, o todas ellas la persona experimentará una respuesta de estrés

¿Se puede evitar el estrés?

Lo importante es buscar una estrategia para hacer frente a los 4 aspectos antes señalados.

La práctica de mindfulness, permite como herramienta asumir un papel activo a la hora de cuidar de nosotros mismos, ayuda a que la corteza prefrontal del cerebro, equilibre de manera flexible y adaptativa las dos vertientes del sistema nervioso autónomo: se sabe que en la zona prefrontal se localizan efectos positivos sobre la resiliencia, la autorregulación y el bienestar.

El cuerpo está tan estrechamente ligado a la mente que la capacidad de transformar el estrés y responder de forma más ecuánime tiene profundas implicaciones en nuestra salud física.

La estabilización de la atención como una ampliación de la conciencia que posibilita la observación de diferentes estados mentales incluidas las reacciones al estrés, no aspira sino a alinearse con la realidad aceptándola tal cual es.

El mejor de los cuidados médicos es el que uno puede proporcionarse a sí mismo. Lo que lleva asociado la idea de cierto control sobre nuestro propio bienestar.

Las personas generamos respuestas de estrés cuando sentimos vulnerabilidad.

Las amenazas son factores relativos, las situaciones negativas, amenazadoras, llevan al cerebro a asociarlas como si fueran amenazas a vida o muerte.

Las personas se habitúan al estrés, es decir se pueden acostumbrar a un aspecto concreto de estrés, sin embargo se volverán más hipersensibles a cualquier otro efecto estresante (reactivo a otros).

Es importante diferenciar entre estrés agudo y crónico.

El estrés agudo es bueno para la supervivencia; es saludable evitar el estrés crónico, puesto que la hormona del estrés, el coritsol, te pone en guardia. Afectando a largo plazo al rendimiento y la memoria del cerebro.

El cerebro es por naturaleza, un detector de amenazas. Cada vez que el cerebro cataloga una información como estresante, porque amenaza su ego o su supervivencia, o lo que sea la coloca y procesa en primer lugar, pasando todo lo demás a segundo plano, como algo irrelevante.

Reconocer los estados internos difíciles, como el miedo y la agitación puede desempeñar un papel fundamental en el restablecimiento del equilibrio entre el acelerador y el freno de los sistemas nerviosos simpático y parasimpático que son los que se ven implicados en y alrededor del estrés.

Algunas orientaciones  para desarrollar una mejor protección contra el estrés

  • Apoyo social, cuando te rodeas de personas con las que hablar, se consiguen cambios en la evolución del mismo.
  • Aceptar la realidad, ya que ningún pensamiento podrá cambiar lo que ya haya sucedido
  • Busca lo bueno en todo lo que vives
  • Vive el presente, el único momento que en verdad existe. El pasado ya pasó y el futuro aún no ha llegado.
  • Disfruta de tu propia compañía, eres y estás siempre disponible para ti mismo
  • Acepta tus emociones, es energía que recorre tu cuerpo
  • No te compares con los demás, ninguna persona tiene más valor que otra
  • Contempla las cosas con curiosidad: como si fuera la inocente mirada de un niño su primera vez
  • Observa sin etiquetar pensamientos, sentimientos y sensaciones como buenos o malos, justos o equivocados
  • Cultiva la paciencia como una cualidad de aceptación hacia uno mismo tal cual somos, sin culpabilidad ni críticas
  • Date aquellas cosas y atenciones que esperas de otras personas, así te asegurarás de recibirlas
  • Medita, puesto que existe una interacción cuerpo espíritu, colaborando con la desactivación del mecanismo que  la amígdala despierta.

Si quieres puedo orientarte…

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