El papel del coaching en la evolución personal
La vida no tiene marcha atrás. A veces, necesitamos girar para ver. Es la diferencia que permite después el movimiento e impulso hacia adelante.
Quien ha experimentado con las configuraciones sistémicas, junto a un facilitador experto, en un contexto libre de juicios, gracias a una actitud de reconocimiento, y al poder de las imágenes, refiere que ha percibido cambios significativos y duraderos, en sus estados emocionales invalidantes.
Tener alma es tener futuro. G. Echegaray
Necesitamos percibir que todo se encuentra conectado. Lo sistémico impregna esta perspectiva que nos enseña que las personas y su trama relacional puede transformarse y alcanzar una vida con sentido y plenitud: contactar con el alma, en definitiva.
El contexto, reconocer lo que es, las etapas evolutivas, los sucesos de impacto en las biografías de las personas, van diseñando una trama en la que los miembros de un sistema no pueden permanecer impermeables y sin que les impregne una energía de contracción o de expansión fruto de las vivencias emocionales de dolor o dicha vividas.
El buen vivir, el bienestar, necesita de una energía amorosa de un orden que todo lo contenga. Armonizar e impulsar en el movimiento hacia la vida: Adelante, será el principio rector de las configuraciones.
La mirada sistémica configura los diferentes elementos estructurales presentes alrededor de un asunto, preocupación, malestar, para mediante el uso de diferentes figuras dispuestas en un espacio al alcance de la vista del consultante, se pueda, facilitar una comprensión que de lugar a una transformación emocional que pacifica.
Gracias a la disposición de las figuras del poder de las imágenes y de determinadas palabras, se consigue acariciar el latido de la vida, recolocar creencias, interpretaciones y en definitiva devolver orden y fuerza para permanecer con dirección y disponibilidad desplegando toda la vitalidad ante los diferentes retos que la vida nos plantea.